Amor como dualidad, No recuerdo qué vine a hacer y "Tu alimentación al descubierto"
Hace tiempo que no os traigo a uno de los pensadores que más hondo me caló desde el principio. Lo siento por los estoicos, pero no puedo dejar que pase mucho más sin recordaros alguna de las preciosas ideas de Epicuro.
Os comparto también un texto sobre la línea fina que hay entre complacer a los demás y olvidarse de uno mismo.
Empezamos.
Para los epicúreos el placer es el inicio y el fin de una vida feliz, pero siempre haciendo un balance entre la satisfacción y el dolor que pueden llegar a provocarnos. De esta forma, ni todos los placeres son deseables, ni todos los dolores son malos. Así lo explica Epicuro:
También muchos dolores estimamos preferibles a los placeres cuando, tras largo tiempo sufridos , nos acompaña el mayor placer.
En algunas circunstancias nos serviremos del bien como de un mal y, viceversa, del mal como de un bien".
No recuerdo qué vine a hacer
El espacio que queda entre la complacencia a los demás y el desprecio a uno mismo es demasiado estrecho como para andar entre ellos haciendo malabares.
Con nuestra propia mano son pocas las veces en las que escribimos la siguiente línea de nuestra biografía y, tristemente, demasiadas las ocasiones en las lo hacemos empujados por otras voluntades que nos quedan lejos. Muy lejos.
Acabamos desembocando, poco a poco, en una sordera total hacia lo que el corazón nos pide y, en el peor de los casos, por el cansancio, dejará de pedírnoslo. Es aquí, cuando ni si quiera en el silencio más afilado nos escuchamos latir, cuando estamos perdidos.
Aquí termina esta dosis de filosofía. Estoy muy contenta compartiendo este pequeño rincón con vosotros, ¿Qué te ha parecido? Cuéntame qué piensas , me encanta leeros.
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Gracias, de nuevo, por hacer esto posible.
¡Nos leemos pronto!
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